DIALOGO CIUDADANÍA Y CULTURA DE PAZ
En Guatemala, la “democracia” aún es neonata (contrainsurgencia viva),
luego de un conflicto armado la gubernamentalidad posgenocida es reciente,
donde el régimen representativo neoliberal está aceitado y funciona acorde a
los intereses de la oligarquía criolla/burguesía global y de la casta
narcomilitar, una república dependiente de la política exterior yanqui y de las
dinámicas del capitalismo global, una aldea tropical que pretende
discursivamente cimentar las bases de la cultura de paz en un Estado con un ADN
terrorífico que basa su acumulación en un manto de corrupción e impunidad.
La cultura
de paz es un concepto posmoderno que hace alusión al “conjunto de valores,
actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los
conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante
el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones”
(ONU, 1998), una narrativa que invisibiliza la historicidad de los
problemáticas estructurales del Estado, donde la desigualdad, racismo,
violencia y patriarcalismo son sus pilares fundacionales y dispositivos de
reproducción –aunado a los CIACS– de la reconfiguración cooptada del Estado,
una categoría que Garay y Salcedo pusieron en boga en el siglo XXI, pero que en
Guatemala tiene calado histórico para comprender los casos de alto impacto que
abandera el MP, CICIG y la Embajada de EE. UU. en la coyuntura.
Por eso, es
irrisorio hablar de cultura de paz cuando existen realidades objetivas que
evidencian que el bienestar común es una fantasía desarrollista, cuando la
calidad de vida de las personas no tiene una pizca de dignidad, cuando está
restringido el derecho a la alimentación, a la justicia, a la salud, a la
educación, al seguro social y a defender los bienes naturales y el territorio
Fuentes bibliográficas
Libro de Ciencias Sociales, Tercer Grado, Nueva
Edición.
Egrafia
http:// rincon-de-aprendizaje.blogspot.com

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